Platos de autor para ‘foodies’ callejeros.

MadrEAT o All Those relanzan la comida en la calle por Marta Fdez.

Una mala previsión meteorológica lo retrasó una semana en su edición de septiembre, pero ese contratiempo apenas era relevante si se tiene en cuenta que, desde abril de 2017, no había sido posible volver a convocar esta cita con la cocina callejera.

MadrEAT arrancó en octubre de 2014 como un concepto pionero de street food en España, primero, ubicado en el Jardín Botánico de la Universidad Complutense; después, en Azca.

Pero, en mayo de 2017, los organizadores de este mercado de street food comunicaron que la Junta de Tetuán había «denegado la licencia para la celebración de MadrEAT, para mayo, junio y julio». Nunca más se celebró hasta que, este septiembre, se volvió a convocar. MadrEAT. Es un proyecto creado por Mateo & Co., agencia de comunicación y branding gastronómico, responsable de otras iniciativas como In Residence, restaurante pop up que ha acogido en Madrid a grandes chefs como Mauro Colagreco o, el próximo noviembre, la eslovena Ana Ros.

El lanzamiento de esta propuesta hace cinco años coincidió con un boom del street food y foodtrucks, camiones de comida que se convirtieron en el objeto de deseo de hosteleros o aspirantes. Algunos jóvenes comenzaron a vislumbrarlo como una especie de romántica y casi hippy salida profesional. Quizás, esa fiebre se haya calmado, aunque eventos recientes relanzan la comida callejera y ponen sobre la mesa si siguen vigentes sus oportunidades de negocio.

Regulación en España

Pero, en España, ese modelo de business plan es poco más que un anhelo, ya que la regulación impide aparcar libremente en la calle un camión para despachar comida. Razones sanitarias y de competencia (¿compiten en idénticas condiciones un foodtruck que un establecimiento hostelero que paga alquiler o hipoteca, asume gastos generales mensuales de luz y agua y está sometido a frecuentes controles sanitarios?) argumentan un marco legal, en el que, no obstante, cada ayuntamiento puede aplicar cierto margen de maniobra.

Y, como trasfondo, sólo existe un único resquicio legal para dar rienda suelta al street food en España: sólo en ferias, eventos puntuales o fiestas populares, se acepta la comida callejera. ¿Consecuencia? En los últimos años, cualquier festival de música, por ejemplo, ha incrementado su oferta de street food, a veces, casual y, otras veces, incluso de autor. Son ejemplos desde la presencia de chefs como Diego Guerrero o Carles Tejedor en Primavera Sound (Barcelona) o la programación desarrollada por Guía Repsol y comisariada por el cocinero Pepe Solla en el gallego Portamérica, a un puesto de Grupo Lalala en el reciente Jardín de las Delicias (Madrid).

Madreat

El fin de semana pasado, Madreat acogió foodtrucks de propuestas como la cocina fusión de Chifa con Cervezas La Virgen, la fórmula tabernaria de Arzábal, la gastronomía mexicana de Corazón de Agave o Goiko Grill, cadena de hamburgueserías que se ha estrenado en este mercado callejero. «Es un proyecto divertido y una forma diferente de llegar a los clientes con burgers mucho más pequeñas y a un precio asequible», argumenta Daniela Goicoechea, fundadora del grupo, del que se ha marchado esta semana para iniciar nuevos proyectos.

All those

Barcelona tiene en All Those su food market más asentado, con varias ediciones al año, con vocación de atraer a «emprendedores, artesanos, cocineros y productores». La última fue el 14 y 15 de septiembre en el hall y los jardines del TNC (Teatre Nacional de Cataluña), con un mercado de productores como eje central y con propuestas para comer de conceptos como el gastronómico como Gresca, El Filete Ruso o los helados Delacrem.

Fuera de España, grandes cocineros han creado sus propios foodtrucks, desde Carne, la hamburguesería de Colagreco que lleva su CarneTruck a eventos como la feria Masticar; a Pepe, el camión de José Andrés, chef español archiconocido en Estados Unidos y nominado al Premio Nobel de la Paz.